¿Qué pasa si no cumplo todos los criterios de solvencia técnica?
A ver, esto de la “solvencia técnica” en las licitaciones públicas… es el típico filtro que separa a los que pueden de los que sólo sueñan. Básicamente, la solvencia técnica es el combo de experiencia, personal cualificado, recursos y, bueno, que no te tiemble el pulso si hay que hacer el trabajo. Si tu empresa no cumple con lo que piden ahí en los papeles de la licitación, olvídate, te sacan volando en la primera ronda. Ni segunda mirada te dan.
Mira, estos criterios no están ahí por capricho. Los ponen para asegurarse de que no van a contratar a alguien que luego les deje tirados o les arme un desastre. O sea, quieren saber si ya te has enfrentado a cosas similares, si tienes gente que sepa lo que hace y si tienes pasta suficiente para aguantar el proyecto sin quedarte sin gasolina a mitad de camino.
Si alguna de esas piezas falla, la administración tiene todo el derecho a decirte “gracias, pero no, next”. Porque nadie quiere líos: retrasos, quejas por mala calidad, o peor aún, que ni termines el trabajo. Y encima, si la lías, no sólo pierdes esta oportunidad—te marcas un punto negativo para el futuro. Las entidades públicas no olvidan. Apuntan todo, y si ya fuiste problemático una vez, la próxima vez que te presentes lo van a mirar con lupa.
Por eso, si quieres jugar en este campo, hay que currárselo de verdad. No basta con un dossier bonito: tienes que documentar bien lo que sabes hacer, tener a la gente adecuada y mostrar que tu empresa no es un castillo de naipes. Y si hace falta, invertir en cursos, actualizar procesos, y mantener la contabilidad en orden. Que se note que vas en serio.
Resumiendo: si pasas de los requisitos de solvencia técnica, te quedas fuera del juego. Así de simple. Mejor pon toda la carne en el asador y demuestra que eres fiable, porque eso, en este mundillo, vale oro.