¿Cómo se acredita la solvencia económica?
Vale, vamos al grano y con menos formalismos. Si quieres meterte en el mundo de las licitaciones públicas, tienes que demostrar que no estás en la ruina. O sea, que tienes pasta suficiente para cumplir con lo que prometes si ganas el contrato. Las administraciones no quieren pillarse los dedos con empresas fantasmas o a punto de quebrar, así que piden pruebas. ¿Qué tipo de pruebas? Pues depende, pero hay clásicos que nunca fallan.
Por ejemplo, lo típico es presentar las cuentas anuales auditadas, que básicamente es el informe financiero de la empresa pero revisado por alguien externo que sabe del tema. Así demuestras que tus números cuadran y que si te piden pagar algo, puedes hacerlo sin drama.
Otra forma de convencer al tribunal de la licitación es con un informe bancario. Vamos, que tu banco certifique por escrito que tienes una relación financiera sana y que, si hace falta, puedes tirar de una línea de crédito. No es nada raro, te lo piden en casi todos lados.
También está el seguro de responsabilidad profesional, que viene a ser como un cinturón de seguridad si la cagas en un servicio profesional. Si tu empresa puede meter la pata y te pueden reclamar, mejor tenerlo. Y si lo tienes, suma puntos en la licitación.
Un detalle: todo lo que entregues tiene que ser reciente y venir a cuento para el contrato en cuestión. No sirve sacar papeles del baúl de los recuerdos.
Legalmente, esto lo recoge el artículo 87 de la Ley 9/2017 (sí, esa que nadie se lee entera), donde te dicen cómo y con qué demostrar tu solvencia económica y financiera. Básicamente, lo mismo: cuentas auditadas, informes bancarios, seguros y poco más.
Ah, y ojo, que esto solo cubre la parte económica. También tienes que demostrar que sabes lo que haces: experiencia, personal cualificado, medios técnicos, etc. No basta con tener dinero en el banco; si no tienes ni idea del sector, tampoco te van a dar el contrato.
Resumiendo: si quieres que te tomen en serio en una licitación pública, enseña que tienes estabilidad financiera y que no vas a desaparecer a mitad de camino. Si lo haces bien, suben tus posibilidades de llevarte el contrato. Fácil de decir, no tanto de hacer, pero así va el juego.