¿Es obligatorio que todos los miembros de la UTE cumplan la solvencia?

Vale, vamos a ponerle un poco de vida a esto:

Una UTE, o Unión Temporal de Empresas, básicamente es cuando varias compañías deciden juntarse para intentar pillar un contrato público. Es como hacer piña para tener más músculo y repartir tanto el riesgo como el posible premio. Ahora, la pregunta del millón: ¿todas las empresas que forman la UTE tienen que cumplir con los requisitos de solvencia? Spoiler: casi siempre sí, pero hay matices.

La regla general es que sí, todas tienen que demostrar que son solventes. ¿Por qué? Porque cuando te presentas como grupo, la Administración quiere asegurarse de que no hay ningún eslabón flojo. Si una falla, las demás también responden, así que más vale que todas estén preparadas para aguantar el tirón. Nadie quiere a un socio que se escaquee a la primera de cambio, ¿no?

Ahora bien, la ley española (la famosa LCSP, para los frikis de la normativa) deja la puerta entreabierta. Hay un artículo —el 64.1, para más señas— que dice que puedes apoyarte en la solvencia de otras empresas del grupo, sin importar si sois uña y carne o si os acabáis de conocer en Tinder. Eso sí, tienes que demostrar que vas a tener realmente acceso a los recursos que necesitas para cumplir el contrato. No vale decir “mi primo tiene pasta” si luego no te la presta.

Pero ojo, que cada licitación es un mundo. Hay veces que los pliegos exigen que cada miembro de la UTE demuestre su solvencia por separado. Otras veces, basta con sumar fuerzas y presentar la solvencia entre todos. Así que, si no quieres sorpresas desagradables, léete bien la letra pequeña de cada convocatoria.

En resumen: las UTE pueden jugar con la solvencia conjunta, sí, pero no te fíes y revisa bien las condiciones de cada licitación. Ten a mano toda la documentación, tus números claros y, si hace falta, busca avales o demuestra que has hecho cosas parecidas antes. Que luego vienen los sustos y las excusas no valen delante de la Administración.