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¿Qué es un contrato de arrendamiento financiero?

Tipos de Contratos

El contrato de arrendamiento financiero, también conocido como leasing, es una modalidad de contratación utilizada por las administraciones públicas para la adquisición o utilización de bienes muebles, normalmente equipos, maquinaria o vehículos, mediante el pago de cuotas periódicas durante un plazo determinado, con la opción de adquirir el bien al finalizar el contrato.

Esta fórmula permite al sector público disponer de bienes de alto valor sin necesidad de realizar un desembolso inicial elevado, lo que facilita la planificación financiera y la eficiencia presupuestaria.

A diferencia del arrendamiento operativo, el arrendamiento financiero implica una duración mínima vinculante para ambas partes y contempla la amortización del bien a lo largo del contrato, de modo que al finalizar el periodo pactado, la administración puede optar por adquirir el bien pagando un valor residual previamente acordado.

Esta figura está regulada por la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP) y, en función del importe y de las características del bien, puede requerir un expediente completo con memoria justificativa, estudio de necesidades, pliegos y licitación pública.

Es fundamental que el contrato esté alineado con los principios de transparencia, eficiencia y sostenibilidad financiera, y que contemple cláusulas claras sobre el mantenimiento del bien, seguros, responsabilidad en caso de siniestro y posibilidad de resolución anticipada.

El leasing se utiliza especialmente en sectores como sanidad, educación, seguridad o transporte público, donde se requieren equipamientos costosos con renovación periódica.

Además, esta fórmula puede integrarse dentro de un contrato mixto que combine suministro con servicios asociados, como instalación, mantenimiento o formación del personal.

En resumen, el contrato de arrendamiento financiero permite a las administraciones modernizar sus recursos materiales con un impacto presupuestario más gradual, siempre que se gestione con rigor técnico y jurídico, se evalúen correctamente los costes totales y se garantice la adecuación del bien a las necesidades del servicio público.

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