¿Qué es una oferta anormalmente baja?
Cuando hablamos de una oferta anormalmente baja en licitaciones públicas, básicamente nos referimos a esa propuesta que llega y, pum, está tan por debajo de las demás o del presupuesto oficial que hace levantar las cejas a más de uno. Es como si alguien fuera a venderte un iPhone nuevo por veinte pavos… algo huele raro, ¿no? Normal que surjan dudas sobre si la empresa de verdad puede cumplir con lo que promete, sobre todo en calidad, plazos o incluso legalidad.
Ahora, la Directiva 2014/24/UE (sí, ese rollo europeo de contratos públicos) dice que una oferta de estas que parece demasiado barata puede ser rechazada, pero ojo, primero hay que pedirle al ofertante que explique con pelos y señales de dónde sale ese precio tan chollo. No vaya a ser que sea un error, o peor, una trampa.
¿Por qué salen estas ofertas tan bajas? Pues pueden ser desde un cálculo mal hecho (a todos se nos va la olla con los números a veces), gente que no ha pillado bien el alcance del proyecto, o empresas que tiran los precios a lo loco para ganar sí o sí. Pero hay que andarse con ojo, porque a veces detrás hay dumping (eso de poner precios por los suelos para barrer a la competencia y luego subirlos cuando ya tienen el contrato), o incluso explotación laboral, recortando de donde no se debe.
Para cualquiera que quiera meterse en estos fregados de las licitaciones públicas, es clave tener claro que si presentas una oferta que parece una ganga sospechosa, prepárate para que te miren con lupa. Que sí, que a la administración le mola ahorrarse pasta, pero tampoco quieren comerse marrones por retrasos, chapuzas o demandas de trabajadores. Así que, si vas a tirar los precios, más te vale tener un buen argumento y pruebas de que puedes sacar el trabajo adelante sin saltarte la ley ni sacrificar la calidad.
En resumen: una oferta anormalmente baja puede ser el billete dorado o el principio de un lío monumental. Si quieres jugar a ese juego, hazlo con cabeza y ten todo bien atado, porque si no, igual no solo pierdes el contrato, sino que te ganas una reputación chunga. Y eso sí que no compensa, ni aunque te lo pongan en bandeja.