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¿Qué es la contratación pública electrónica?

Presentación Ofertas

Venga, hablemos claro: la contratación pública electrónica, ese rollo que muchos llaman e-procurement, básicamente significa que las instituciones públicas ya no andan con papeles y sellos, sino que se pasan todo el proceso de comprar y licitar cosas al mundo digital. Desde que publican la licitación hasta que se firma el contrato, todo va por internet. Y sí, hoy en día es lo suyo para que los trámites no sean eternos, haya menos líos, y, de paso, se ahorre un dinerillo. Transparencia y eficiencia, dicen. Bueno, por lo menos en teoría.

¿Y cómo va el asunto? Pues a través de plataformas digitales donde los que compran y los que venden pueden hablar, presentar ofertas, revisar quién ganó, y hasta controlar si el contrato se cumple o no. Todo seguro, todo transparente… o eso prometen.

Lo cierto es que cada vez más países y organismos públicos se están subiendo a este tren. No es que tengan mucha opción, la verdad. Las ventajas son bastante jugosas: menos esperas, menos errores de esos de “me equivoqué con el papel”, más ofertas para elegir y, sobre todo, más claridad en los procesos. Vamos, que el que quiera hacer trampas lo tiene más difícil (aunque siempre salen creativos, ya sabes cómo es esto).

Eso sí, las reglas básicas no cambian mucho respecto a las de toda la vida. La diferencia es que ahora todo va digital. Ah, y ojo con la ley, que cada país tiene la suya. En la Unión Europea, por ejemplo, hay una directiva de 2014 que lo deja todo bastante clarito sobre cómo debe ser la contratación pública electrónica. No es que sea lectura de playa, pero hay que tenerla en cuenta.

Para las empresas que quieren pillar contratos públicos, el cambio puede sonar a lío, pero en el fondo conviene. Hay más oportunidades de negocio, gastarás menos en papeleo y, si te organizas bien, todo va más rápido. Eso sí, no te lances a lo loco: aprende a usar la plataforma, haz algún cursillo (no te va a matar), ten los papeles en digital y asegúrate de que todo lo técnico y legal está en regla antes de mandar tu oferta. Que luego vienen los dramas.

En fin, que la contratación pública electrónica no es solo modernidad por modernidad. Realmente puede facilitarle la vida tanto a los organismos públicos como a las empresas. Aunque, claro, tampoco es magia: toca cambiar el chip y formar a la gente para que no se pierdan. Si se hace bien, las ventajas son un win-win.

Marta Jiménez

Marta Jiménez

Experta en contratación pública • Transformación digital de licitaciones • Formadora y autora en Tendios

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