¿Cómo se hace una presentación en sobre único?
La famosa “presentación en sobre único”… qué invento, ¿no? Básicamente, en vez de andar armando mil sobres y papeles por separado (como si uno tuviera tiempo para eso), acá te piden que metas todo —propuesta técnica y económica— en un solo sobre. Todo junto, revuelto, directo al grano. Suena fácil, pero no te confíes: tiene su ciencia.
Primero lo primero: agarrá el pliego y leelo como si fuera el último manual de instrucciones del planeta. No te saltees nada. Ahí está todo lo importante: qué quieren, cómo lo quieren, cuándo lo quieren y hasta con qué papelito lo quieren. Y ni hablar de investigar a quién le vas a vender; no vaya a ser cosa que te presentes con una propuesta de otro planeta.
Ahora, la parte técnica. Acá tirá toda la carne al asador: explicá cómo vas a hacer para cumplir con lo que piden, mostrales que ya hiciste esto mil veces (si tenés pruebas, mejor). ¿Tenés certificados, clientes contentos, fotos de trabajos anteriores? Mandá todo. Y ojo, no te olvides de armar un plan de acción más prolijo que tu currículum, con fechas, tareas, y hasta un “plan B” por si todo se va al demonio.
Mientras tanto, no descuides la parte de la guita. Porque si ganás y resulta que pusiste un precio irrisorio, después te vas a querer matar. Así que sumá bien: materiales, laburo, flete, lo que sea. Hasta los impuestos y el seguro, no seas inocente. Competí, sí, pero no te pegues un tiro en el pie sólo por querer ser el más barato.
Cuando tenés las dos cosas listas, unilas en un solo archivo o documento (lo que te pidan). Pero por favor, hacelo ordenado. Nada peor que un evaluador frustrado porque no encuentra ni el índice. Un buen índice y un formato claro te salvan la vida, posta.
Llegó el momento final: armá el sobre (bien cerrado, que no se te escape ni un papelito), ponéle las etiquetas como te piden, y entregalo antes de la fecha límite. Si te dormís, fuiste.
¿Complicado? Sí, no te voy a mentir. Pero si sos detallista y le ponés onda, no hay razón para no estar peleando arriba en la licitación. Al final, es cuestión de orden, sentido común y un toque de viveza criolla.
