¿Qué son los contratos reservados?
A ver, los contratos reservados no son cualquier cosa dentro de la contratación pública. Van dirigidos, básicamente, a empresas de economía social y a aquellas que emplean a personas con discapacidad. No es solo un capricho legal, la idea detrás de todo esto es empujar políticas de inclusión en el mundo laboral desde el sector público. O sea, que el Estado no solo gasta dinero, sino que también intenta hacer algo bueno para la sociedad, mira tú.
El rollo este de “contrato reservado” viene directamente de la Ley 9/2017 de Contratos del Sector Público en España (sí, la ley esa que le da dolor de cabeza a cualquiera que intente leerla entera). En el artículo 22 te lo dejan claro: la administración puede decidir que ciertos contratos solo los pueden ganar los centros especiales de empleo y las empresas de inserción. Nada de competencia salvaje de las grandes empresas de siempre.
¿Y para qué sirve todo este lío? Pues para que personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social tengan una puerta abierta al mercado laboral. No es solo por quedar bien, es una historia real para que la administración cumpla su parte de responsabilidad social. Y, de paso, que las empresas que se lanzan a estas licitaciones puedan sacarse una medallita de “somos responsables” y mejorar su imagen corporativa. Pero ojo, no es tan fácil; para participar tienes que tener en plantilla un porcentaje de trabajadores con discapacidad o en situación complicada. Si no, ni lo intentes.
Si te metes en temas de SEO, el asunto de los contratos reservados es jugoso. Hay bastante gente buscándolo y el interés solo sube, sobre todo si andas metido en temas de contratación pública. Palabras clave para petarlo: “contratos reservados”, “contratación pública”, “integración laboral”, “discapacidad”, “exclusión social”, “responsabilidad social corporativa”, y así, por el estilo. No te quedes repitiendo siempre lo mismo, que Google tampoco es tonto. Mételes sinónimos: “licitaciones reservadas”, “adjudicaciones reservadas”, “contratación reservada”… lo que cuadre.
Eso sí, no pierdas el norte. Puedes escribir pensando en Google, pero al final, lo que importa es que la info sea útil para la gente que lo va a leer. Nada de soltar rollos vacíos solo por las palabras clave. Dale datos frescos, explica bien cómo va el tema, mete referencias legales (sin dormirse) y algún tip práctico para las empresas que quieran pillar uno de estos contratos. Al final, se trata de ayudar, no de marear.