¿Qué son las cláusulas sociales en los contratos públicos?
A ver, las famosas cláusulas sociales en los contratos públicos… Básicamente, son como esas reglas extra que meten los organismos públicos cuando buscan proveedores, rollo: “Sí, véndeme lo que te estoy pidiendo, pero de paso ayúdame a mejorar el mundo”. Suena idealista, pero tiene su rollo práctico, ¿eh? No es solo blablablá.
¿De qué van? Pues pueden ser cosas como: “Contrata a gente que lo tiene más difícil”, “Respeta el medio ambiente, por favor”, o incluso “Asegúrate de que nadie cobra menos solo por ser mujer”. O sea, lo que cualquier empresa debería hacer ya, pero a veces hay que escribirlo en grande y subrayado porque si no, pues ya sabes…
En cristiano, las cláusulas sociales son una especie de atajo para que la administración meta presión y logre objetivos sociales usando su poder de compra. Porque no es solo gastar pasta en muebles para la oficina o en obras, sino aprovechar para empujar cambios sociales, ya que si tú quieres el contrato, te toca cumplir.
Esto no es un invento local, en la Unión Europea llevan años con esto. La Directiva 2014/24/UE, por ejemplo, deja claro que los países pueden meter estos requisitos sociales, medioambientales y de sostenibilidad en sus concursos, no solo mirar quién es más barato. O sea, que si eres empresa y quieres pillar curro público, igual te toca demostrar que eres algo más que un buen precio.
Hay cláusulas sociales para todos los gustos. Desde reservar un porcentaje de empleos para personas con discapacidad, a exigir igualdad de género en el curro, o pedir que la empresa no destruya el planeta en el proceso. Cada contrato es un mundo y puede venir con sorpresitas.
¿Y para las empresas? Pues ojo, porque esto puede ser la diferencia entre ganar o no el contrato. Si puedes demostrar que cumples con estas cláusulas y lo haces bien, igual tienes puntos extra. Así que, más vale no saltárselas o tomárselas a la ligera. Conviene leerse la letra pequeña y pensar cómo encajar estos requisitos en la empresa, porque quedarse fuera por no pillar la indirecta duele.
En resumen: las cláusulas sociales en la contratación pública no son postureo, son una herramienta real para cambiar cosas. Si eres empresa y pasas de ellas, igual te comes los mocos. Si las entiendes y las cumples, puedes jugar con ventaja. Así es el juego ahora.