¿Qué papel tiene un consultor externo en el proceso de licitación?

Mira, el tema de los consultores externos en licitaciones públicas… no es poca cosa. Básicamente, son los que te ayudan a no meter la pata en ese caos de reglas, papeles, y burocracia que es intentar venderle algo al gobierno. Y sí, el proceso es un rollo: leyes por aquí, tecnicismos por allá, y si no sabes bien por dónde van los tiros, te estrellas seguro. Ahí es donde entra el consultor externo, ese “brujo” que ya ha visto mil batallas y sabe cuándo tienes que poner el sello azul en vez del rojo para que no te tumben la oferta.

Esta gente, que a veces les llaman asesores en licitaciones o especialistas en contratación pública (nombres hay para aburrir), pueden hacer de todo un poco. O sea, desde buscarte las licitaciones que realmente te interesan, hasta echarte un cable montando la propuesta para que no te la rechacen por una tontería. Si hay que negociar el contrato, ahí están. ¿Sale algún marrón durante el proceso? Pues también te sacan las castañas del fuego.

Ahora, lo más clave de todo: saben moverse entre las leyes. En cada país hay su propio laberinto legal, que si la Ley de Contratos en España, que si el FAR en Estados Unidos… un follón. Si no tienes a alguien que sepa descifrar toda esa jerga legal, vas apañado. El consultor bueno, el que ya tiene callo en esto, va a saber cómo protegerte y que no te pillen los dedos.

Encima, y esto no es menor, te dan otra mirada, más fría y estratégica. Te ayudan a ver el mercado como es, no como tú crees que es. Analizan a la competencia, te dicen en qué la estás petando y en qué la estás liando, y hasta te sueltan consejos sacados de lo que realmente funciona, no de cuentos chinos.

Resumiendo: tener un consultor externo en el proceso de licitación es casi como tener un GPS en medio de la jungla. ¿Vale la pena pagarles? Hombre, si quieres ganar contratos gordos y no acabar perdiendo pasta o metido en líos legales, sí. Eso sí, ni se te ocurra contratar al primero que pase; busca a alguien con experiencia real, que sepa de leyes y tenga buena fama. Si no, mejor ni te molestes.