¿Qué es la LCSP (Ley de Contratos del Sector Público)?
Bueno, la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP), para que nos entendamos, es el manual de instrucciones que las administraciones públicas españolas tienen que seguir cuando quieren contratar algo. Y sí, es tocha, pero si te interesa meter la cabeza en el mundillo de las licitaciones, toca empollársela. Salió en 2017, así que tampoco es que sea historia antigua.
El objetivo de la LCSP es que las compras y contratos de lo público sean transparentes, no un chanchullo tras otro. O sea, nada de amaños, ni favoritismos, ni “te lo doy porque eres mi primo”. Aquí, por ley, todo tiene que ser claro, eficiente y con competencia real. Si no, multa al canto.
La ley te dice qué papeles necesitas, cómo tienes que presentar las cosas, y qué pasos hay que dar para pillar un contrato público. Da igual que sea para construir un puente, venderle bolis a un ayuntamiento, o montar un software para Hacienda. Todo entra: obras, servicios, suministros, concesiones, lo que quieras. ¿Te quieres salir del guion? Pues te comes un marrón, porque también tiene reglas para cuando hay que cambiar, ceder o cargarse un contrato.
Y ojo con esto: si eres empresa y quieres pillar curro público, saberte la LCSP es como llevar los apuntes a un examen. Si te la saltas, te arriesgas a que te echen el contrato atrás o, peor, te caiga una sanción. No es una broma.
Una de las cosas más guays (o más puñeteras, depende de cómo lo mires) es que ya no gana siempre el más barato. Ahora, además del precio, hay que mirar la calidad, la innovación, si el proyecto es accesible para todo el mundo, el diseño, el rollito ecológico… Si tu empresa puede aportar algo extra, aquí tienes tu oportunidad para lucirte y dejar a la competencia mordiendo el polvo.
Y, cómo no, la LCSP va a tope con lo digital. Nada de papeles y sobres con lacre: las ofertas se presentan online, la gestión también. Si no tienes ni idea de cómo va lo electrónico, ya puedes espabilar o te quedas fuera.
¿Eres pyme y piensas que esto es solo para las grandes? Pues no. La ley mete reglas especiales para que las pymes tengan más fácil pillar contratos. Por ejemplo, permite dividirlos en trozos más pequeños (lotes), y no exige barbaridades de solvencia o experiencia previa. Que no te asuste el monstruo.
Y por último, pero no menos importante: la LCSP viene fuerte con el tema de la corrupción. Más controles, más sanciones. Si vas a jugar, juega limpio, porque el que la hace la paga. Y las multas no son precisamente calderilla.
Resumiendo, la LCSP es la biblia de quien quiera currar con lo público en España. Si la dominas, tienes muchas más papeletas de ganar contratos y evitarte disgustos. Si pasas de ella, atente a las consecuencias. Así de claro.