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¿Qué es el contrato de servicios?

Ejecución Contratos

Bueno, vamos a romperlo un poco y hablar claro. Un contrato de servicios básicamente es el pacto entre dos: el que ofrece el servicio (el “contratista”, vaya nombre formal) y el cliente, que en esto de las licitaciones suele ser el gobierno o alguna entidad pública. El rollo es simple: tú haces el trabajo, ellos te pagan—y ojalá te paguen a tiempo, que eso en el sector público a veces es otro tema.

Estos contratos están por todas partes cuando el gobierno necesita algo que no puede (o no quiere) hacer con su propia gente. Puede ser de todo: desde asesoría legal para no meter la pata, gente que limpie los edificios, hasta soporte para los ordenadores que nunca funcionan bien. La variedad es infinita, porque si hay algo que le gusta al sector público es contratar a otros para que les resuelvan la vida.

Ahora, la famosa LCSP (la Ley de Contratos del Sector Público, que suena a novela pero es más bien ladrillo legal) es la que pone las reglas. Lo clave aquí: lo importante es el servicio, no los bienes físicos. O sea, si lo tuyo es entregar cosas, eso es suministro, pero si lo que vendes es tu tiempo, tu coco o tus manos, ahí ya hablamos de servicios.

El contrato tiene que dejar clarito qué servicio vas a dar, qué requisitos hay que cumplir, cuánto te van a pagar (ojalá lo suficiente para que valga la pena el papeleo) y cómo y cuándo te pagan. También te dicen cuánto dura el contrato y qué pasa si una de las partes se aburre o no cumple.

Si eres empresa y quieres meterte en esto de las licitaciones, más te vale leerte bien los contratos. No es por asustar, pero hay letra pequeña, plazos que cumplir, requisitos de calidad y sanciones si te pasas de listo o entregas tarde. Vamos, que no es firmar y olvidarte.

Por cierto, un detalle: el gobierno tiene que hacerlo todo “transparente, competitivo y sin discriminación”. En teoría, todos tienen las mismas oportunidades, y los contratos deberían darse siguiendo criterios justos. Ya sabes, en la práctica a veces hay polémica, pero así dice la ley.

En fin, los contratos de servicios son el pan de cada día en la contratación pública. Si quieres entrar en ese juego, estudia bien cómo funcionan, prepara propuestas que destaquen y, sobre todo, cumple lo que firmes. Que luego vienen los marrones y nadie quiere acabar en la lista negra del ayuntamiento.

Las oportunidades no ocurren, tú las creas.

Estás a solo un clic.

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