¿Qué es el contrato de colaboración entre el sector público y el sector privado?
Bueno, mira, el famoso contrato de colaboración entre el sector público y el privado—o sea, las tan mencionadas APP (asociaciones público-privadas)—es básicamente cuando el gobierno le dice a una empresa privada: “Oye, ¿me echas la mano con esto?” Puede ser cualquier cosa desde diseñar hasta construir, poner la lana, mantener y sacarle jugo a un servicio o infraestructura que debería ser pública.
La onda aquí es que, a diferencia del método clásico donde el gobierno pone toda la pasta, con las APP buscan que las empresas privadas también se mojen y metan su dinero. Así, el gobierno tiene más margen para gastar en otras cosas que también necesita. Es como decir: “No me alcanza, pero si tú pones, los dos ganamos”.
Ahora, las reglas del juego cambian según el país, pero en general, el gobierno tiene que hacer una licitación abierta y bien hecha. Nada de favoritismos. Todo el mundo que quiera y pueda, entra al ruedo y compite. Transparencia ante todo—al menos en el papel.
Eso sí, al privado no le sale gratis. Tienen que asumir un buen cacho de riesgo, desde financiar el asunto hasta que la obra no se caiga a pedazos, y que funcione. ¿La recompensa? Normalmente, el gobierno les va pagando por partes a lo largo de los años, pero ojo, solo si cumplen con lo que prometieron. Si no, ni un peso.
Lo bueno de estas movidas es que con la lana privada se pueden hacer proyectos enormes, de esos que, de otra forma, se quedarían en el limbo porque el gobierno, honestamente, no tiene con qué. Además, a veces los privados le ponen más ganas e ideas frescas, porque claro, quieren ganar dinero y quedar bien.
Peeero, tampoco es el paraíso. Si el contrato está mal hecho, puede salir mucho más caro de lo que pensabas. Y ni hablar de la gestión, porque estos contratos son un dolor de cabeza para la administración pública—hay mil detalles, miles de páginas, cláusulas, y si no tienes a los expertos adecuados, te pasan por encima.
Así que, si una empresa quiere meterse en una APP, más le vale armarse con un equipo de cracks en todo: finanzas, operación, mantenimiento, abogados… el paquete completo. Y no está de más leer la letra chiquita y entender los riesgos, porque si no, te puede salir el tiro por la culata.
En resumen, las APP pueden ser una gran herramienta para hacer cosas grandes y útiles, pero hay que manejar el tema con pinzas. Si lo haces bien, todos felices. Si no… pues, prepárate para los memes y los escándalos en las noticias.