¿Qué errores debes evitar al escribir una oferta?
Mira, redactar una oferta para una licitación pública no es cualquier cosa; es casi como jugar una partida de ajedrez donde cada movimiento cuenta. Si quieres que tu empresa tenga alguna chance de llevarse ese contrato gordo del gobierno, más te vale no meter la pata en lo básico. Aquí van los tropiezos más típicos que, honestamente, he visto una y otra vez.
Primero, la improvisación es tu peor enemigo. Y sí, todos odiamos planificar, pero si llegas sin prepararte, sólo vas a cometer errores tontos, te vas a saltar requisitos y, en el peor de los casos, te sacan del juego antes de empezar. Léete la RFP (sí, ese tocho de documento) de arriba a abajo. Y no solo lo técnico, eh; lo legal también. Por ejemplo, si hablamos de España, échale un ojo a la Ley de Contratos del Sector Público, que no está de adorno.
Otra cagada monumental: mandar la misma propuesta reciclada una y otra vez. No todas las licitaciones son iguales, y si mandas el mismo copy-paste de siempre, se nota a la legua. Ajusta el texto, destaca por qué tu empresa es la indicada para ESA licitación y no para cualquier otra.
La falta de claridad es otro clásico. Nada de textos llenos de tecnicismos que nadie entiende o de estructuras que parecen trabalenguas. Hazlo fácil, que el evaluador lo lea sin tener que descifrar enigmas. Si puedes decirlo en pocas palabras, mejor.
Luego está el tema de demostrar que realmente puedes hacer el trabajo. No basta con decir “somos los mejores”, hay que probarlo. Pon ejemplos de trabajos pasados, testimonios de clientes – lo típico, pero no lo olvides. Todo suma.
Y oye, los detalles importan, aunque suene a cliché. Una falta de ortografía por aquí, un número mal calculado por allá, y tu propuesta va directa a la papelera. Dale un último repaso antes de enviarla, que después no hay vuelta atrás.
¿Plazos? No los subestimes jamás. Dejarlo todo para el último minuto es receta segura para el desastre. Hazte un calendario decente y empieza cuanto antes, porque cuando te das cuenta, el tiempo ya se te fue.
En resumen: prepárate bien, entiende la RFP, personaliza tu oferta, sé claro, demuestra lo que vales, cuida los detalles y entrega todo a tiempo. Suena fácil, pero, créeme, poca gente lo hace bien. Si esquivas estos errores, ya vas medio camino ganado.