¿Qué documentación debe aportar cada miembro de una UTE?
Vale, vamos a ponerle un poco de vida a esto, porque la explicación oficial es más densa que una tarde de domingo sin wifi.
Una UTE, o Unión Temporal de Empresas, básicamente es como cuando varios amigos deciden juntarse para montar algo grande, pero a lo bestia y con papeleo legal de por medio. Sirve para que varias empresas puedan ir juntas a por un contrato público que, por sí solas, ni de broma podrían pillar. Eso sí, para lanzarse a la piscina, cada empresa tiene que presentar un mogollón de papeles que prueben que no son unos mindundis y que realmente pueden con el marrón.
¿Qué hay que presentar? Pues depende del país, del organismo y, a veces, del humor del funcionario de turno. Pero, en líneas generales, prepárate para soltar lo típico:
El acta de constitución de la UTE: Aquí toca poner los datos de todas las empresas involucradas, cuánto pone cada una y, ojo, comprometerse a comerse los marrones juntos si la cosa sale rana. También hay que elegir a un representante (el pringado de confianza) que se va a comer todas las gestiones hasta que se disuelva la UTE.
Papeles que demuestren que cada empresa existe y puede operar legalmente: Escrituras, estatutos, CIF, inscripción en el registro mercantil… el combo clásico, vamos.
Pruebas de que no están pelaos: Cuentas anuales, auditorías, algún documento donde digan “mira, tenemos dinero para esto”, etc.
Documentos que enseñen que saben lo que hacen: Certificados de trabajos previos, sellos de calidad, currículums del personal técnico, descripción de las instalaciones, estudios, lo que sea que demuestre que no son unos aficionados.
Una declaración jurando que no están metidos en ningún lío que les impida contratar con la administración. O sea, que no están vetados ni tienen movidas pendientes.
Todo esto tiene que ser original o, si son copias, que estén bien legalizadas. Y si algún papel está en otro idioma, pues a pasar por el traductor oficial, que no se andan con tonterías.
Por cierto, no te duermas leyendo los pliegos de la licitación: a veces piden cosas raras según el contrato. Mejor revisarlo todo antes de que te pillen en fuera de juego.
Y, para rematar, aunque montar una UTE es la bomba para repartir riesgos y recursos, también significa que si la cosa sale mal, todos pagan el pato. Así que mejor tener clarísimo dónde te metes antes de lanzarte a la aventura. No digas que no avisé.