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¿Cómo presupuestar correctamente una licitación?

Licitaciones Internacionales

Hacer bien un presupuesto para una licitación pública… vaya tema. Si alguna vez te has metido en ese berenjenal, sabes que no es precisamente un paseo por el parque. No se trata solo de hacer números y ya, va mucho más allá: estamos hablando de que tu empresa tenga chances reales de ganar y, claro, que no termines perdiendo plata hasta la camiseta.

Primero lo primero: hay que empaparse bien de lo que pide el proyecto. Y sí, toca leerse con lupa los tostones de pliegos técnicos, administrativos y toda esa burocracia que a nadie le gusta pero que, si te la saltas, luego vienen las sorpresas feas. Si no entiendes hasta el último punto y coma de lo que espera la administración, te la estás jugando a ciegas.

Una vez que pillas bien el alcance, toca dividir el proyecto en tareas más pequeñas. Nada de ir a lo loco. ¿Por qué? Porque así puedes poner números más realistas a cada parte. Materiales, sueldos, alquiler de maquinaria, lo que sea. Y no te olvides de lo indirecto: administración, seguros, los cafés del jefe (bueno, eso igual no tanto, pero tú me entiendes), y todos los gastos generales que no se ven pero que, créeme, están ahí chupando dinero.

Y ojo, que esto es una jungla: tu presupuesto tiene que ser competitivo. Si te pasas de optimista y dejas cosas sin contar, igual ganas la licitación… y luego lloras sangre porque no llegas ni a cubrir gastos. Pero si te flipas poniendo márgenes y sumas por todos lados, te quedas fuera. Hay que bailar en esa línea fina entre no arruinarte y no regalar el trabajo.

Otro detalle: en el artículo 88 de la Ley de Contratos del Sector Público te piden demostrar que tu empresa tiene músculo financiero. Así que tu presupuesto no solo es para convencerte a ti mismo, sino para que vean que puedes cumplir sin irte a pique.

Por último, no seas ingenuo: deja un colchón para imprevistos. Porque siempre, siempre pasa algo que no estaba en los papeles. Un margen razonable, sin pasarse, pero tampoco tan justo que un mal viento te tumbe todo el chiringuito.

En resumen, hacer un presupuesto decente para una licitación es como preparar una paella para veinte: hay que tener claro cuántos vienen, qué ingredientes necesitas, cuánto cuestan y, por si acaso, tener un poco más de arroz por si alguien trae a su primo. Si haces bien los deberes, tienes más papeletas para ganar y, sobre todo, para no acabar arrepintiéndote.

Marta Jiménez

Marta Jiménez

Experta en contratación pública • Transformación digital de licitaciones • Formadora y autora en Tendios

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