¿Cómo influye la adjudicación en el IRPF del autónomo?
Ganar una licitación pública siendo autónomo, bueno, puede darte una alegría importante en la cuenta bancaria… pero también te mete de lleno en el berenjenal del IRPF. Todo lo que cobres gracias al contrato entra como ingreso de tu actividad económica, o sea, Hacienda te va a mirar con lupa para ver cuánto le toca a ellos.
El dinero que te pagan por el contrato cuenta como ingreso en el año en que lo recibes. No hay escapatoria. Luego, junto con lo que ya ganaste (y lo que gastaste, claro), se calcula la base sobre la que te aplican el IRPF. Vamos, lo de siempre: lo que ganas menos lo que gastas, y a eso le meten el hachazo fiscal.
Ojo con el tema de las facturas. Tienes que añadir el IVA, porque sí, pero ese dinero no es tuyo, ni lo mires. Solo lo cobras para pasárselo al Estado, así que para el IRPF ni cuenta.
Por la parte buena, los gastos que tengas para cumplir el contrato (materiales, alquileres, nóminas… lo que sea mientras puedas probar que están relacionados con el curro) los puedes descontar como gastos deducibles. Eso sí, guarda todos los papeles como oro en paño porque, si Hacienda pregunta, vas a tener que demostrarlo.
Y, sinceramente, si no llevas los números bien atados, prepárate para sudar frío si te toca una inspección. Así que, lo de la contabilidad ordenada, no es solo cosa de frikis: te puede salvar de un buen susto.
Total, que ganar una licitación puede hacer que suba tu base imponible y pagues más impuestos, pero también hay margen para deducirte más gastos y que la cosa no sea tan dramática. Si tienes dudas, búscate un buen asesor fiscal y no te la juegues, porque con Hacienda no se bromea.
