¿Cómo afecta el uso de medios propios a la puntuación?

Mira, en esto de las licitaciones públicas, tener medios propios es como llegar a una fiesta con tu propio DJ, luces y barra libre: todo el mundo te mira distinto. Cuando hablamos de medios propios, básicamente es lo que una empresa tiene en casa —maquinaria, personal, oficinas, camiones… lo que sea— y puede ponerlo en marcha sin pedirle favores a nadie. Eso, para los que puntúan estos concursos, suele ser un puntazo. Demuestra que controlas el cotarro, que no vas a estar esperando a que te alquilen una grúa o que el electricista aparezca. Menos líos, menos retrasos. A nadie le gusta el drama, ¿no?

Las administraciones públicas, que suelen ser bastante quisquillosas, lo valoran bastante. Ven que tienes medios propios y piensan: “Bien, estos parecen solventes y no se van a esfumar a la primera de cambio.” Y sí, muchas veces eso se traduce en más puntos para ti. En especial si lo que piden es calidad técnica. Ahí sí que marca diferencia enseñar músculo, con fotos de tus máquinas, currículums de tu gente, y todo eso. Cuanto más detallado lo pongas en la propuesta, mejor. Que se note el nivel, pero sin pasarte de flipado, claro.

Ahora, tampoco te creas que solo por tener medios propios vas a ganar la licitación. Ojalá fuera tan fácil. El precio, los plazos, la experiencia previa y la calidad de lo que ofreces también pesan mucho. Así que, nada de confiarte. Hay que currarse una propuesta equilibrada, que no solo diga “lo tengo todo yo”, sino que también convenza por otros lados.

En resumen, sí, tirar de medios propios te puede dar ventaja y sumar puntos, pero no es lo único. Hay que jugar bien todas las cartas. Y si puedes presumir de recursos, hazlo, pero sin olvidarte del resto. Al final, ganar una licitación es como ligar: no basta solo con ir bien vestido, también tienes que tener conversación.