¿Qué es el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC)?

El Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales —TACRC para los amigos— es ese organismo español que vigila que nadie haga trampas en los concursos públicos. Básicamente, si tu empresa está metida en alguna licitación y ves algo raro, tipo jueguitos sucios o favoritismos, este tribunal es al que tienes que ir a quejarte. Ellos se encargan de que todo el proceso sea limpio y justo, y sí, que todos tengan las mismas oportunidades, no sólo los de siempre.

El TACRC existe desde 2010, cuando a alguien se le encendió la bombilla con la Ley de Economía Sostenible y dijo: “Oye, necesitamos alguien que ponga orden en este berenjenal de las contrataciones públicas”. Y desde entonces, pues ahí están, cortando el bacalao y evitando que las licitaciones sean una selva sin ley.

¿Su curro principal? Resolver los recursos especiales. O sea, cuando alguna empresa se siente estafada o ve que el órgano de contratación ha hecho algo chungo o ilegal, pueden plantarse ante el TACRC y pedir justicia. Da igual si eres la empresa del barrio o una multinacional, si te han dado calabazas injustamente, puedes recurrir.

Pero ojo, no sólo se quedan ahí. También se ocupan de reclamaciones más generales, como cuando una empresa sospecha que ha habido discriminación o si hay dudas sobre la validez de un contrato público. Vamos, que si algo huele mal, ahí están ellos para investigarlo.

Y ojo al dato: el TACRC puede parar el proceso de licitación si ve que la cosa pinta fea, o incluso suspender la ejecución de un contrato. Y cuando deciden algo, no es opcional: los órganos de contratación tienen que obedecer, sí o sí.

En resumen, el TACRC es clave para que las empresas no se vean atrapadas en chanchullos ni favoritismos. Si estás en el mundillo de las licitaciones públicas, más te vale conocerlos y saber cómo funcionan, porque igual algún día te salvan el pellejo.