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¿Qué es el recurso contencioso-administrativo?

Recursos Impugnaciones

Bueno, vamos al grano: el recurso contencioso-administrativo es básicamente el comodín legal que tienen las empresas (o cualquier mortal) cuando la administración pública se pasa de lista en temas de licitaciones y contratos. Si crees que el ayuntamiento, el ministerio o quien sea se ha sacado de la manga una decisión chapucera o injusta, este es el camino para plantarle cara.

En todo lo que tenga que ver con adjudicaciones, selección de empresas, condiciones absurdas en los contratos y esas cosillas que suelen dar dolores de cabeza, este recurso es el que te puede sacar del apuro. Eso sí, no es una carta que puedas jugar cuando te apetezca: hay una ley específica que regula cómo, cuándo y dónde hay que presentar el dichoso recurso (Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, por si quieres impresionar en la próxima comida familiar).

El rollo es que no puedes dormirte en los laureles: normalmente tienes dos meses desde que te notifican la decisión que quieres impugnar. O sea, si te llega una resolución el martes, no lo dejes para el último minuto porque luego vienen los dramas y los “ay, si lo hubiera hecho antes”. Eso sí, a veces hay excepciones y matices raros (porque la ley nunca es sencilla, claro), así que no está de más llamar a un abogado y que te lo aclare.

Para las empresas que se juegan pasta y reputación en concursos públicos, este recurso puede ser el salvavidas. Imagina que ves que favorecen descaradamente a tu competencia o que los criterios de adjudicación cambian a última hora por arte de magia… Pues ahí es donde este recurso entra en juego. Puedes reclamar y, con suerte, poner a la administración en su sitio.

Ahora, tampoco te voy a engañar: meterte en estos fregados no es ni rápido ni barato. Entre abogados, tasas y el tiempo que se pierde, la cosa se puede poner cuesta arriba. Por eso, antes de lanzarte, mejor pedir consejo legal y ver si realmente merece la pena liarse la manta a la cabeza.

En resumen: el recurso contencioso-administrativo es el “aquí estoy yo” contra las decisiones chuscas de la administración en licitaciones públicas. Útil, sí; fácil y barato, ni de coña. Así que, si vas a pelear, mejor hacerlo con las cartas claras y un buen abogado al lado.

Marta Jiménez

Marta Jiménez

Experta en contratación pública • Transformación digital de licitaciones • Formadora y autora en Tendios

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