¿Qué es el órgano de contratación?
Vale, olvidémonos del tono legalista de manual y hablemos claro: el órgano de contratación es, básicamente, el “jefe” de todo el proceso cuando una administración pública quiere comprar o contratar algo. ¿Quién es ese “jefe”? Pues depende. Puede ser un departamento, un director general, un consejo de sabios (bueno, no tan sabios a veces), o simplemente alguien con el poder suficiente para firmar y mover papeles oficiales.
La movida está regulada por la Ley de Contratos del Sector Público en España (la famosa Ley 9/2017, para los que les gusta citar artículos y dormir con la ley debajo de la almohada). Y sí, en otros países hay normas parecidas, cada uno con sus propias manías legales. Al final, todos vienen a decir lo mismo: el órgano de contratación es quien puede firmar contratos en nombre de la entidad pública, siempre que sus reglas internas lo permitan.
¿Quién puede ser? Pues a veces es un comité, otras una sola persona con mucha corbata, o incluso un consejo. Da igual, lo importante es que siempre, pero siempre—al menos en teoría—tienen que actuar con transparencia, sin amiguismos, y siguiendo la ley. Y ojo, también tienen que buscar que la cosa salga bien, que no se despilfarre el dinero público, y que todo sea eficiente. Vamos, que no vale ir de chapuzas.
¿Y qué hacen exactamente? Pues desde publicar que hay un concurso abierto, escribir las bases (los famosos pliegos que nadie lee hasta que ya es tarde), abrir los sobres con las ofertas, decidir quién gana y, después, vigilar que el contrato se cumpla. También les toca bailar en el charco de las modificaciones, gestionar marrones y resolver peleas si la cosa se tuerce.
Si eres una empresa y quieres pillar un contrato público, tienes que saber muy bien quién es este órgano de contratación. Es tu contacto número uno, el buzón para tus dudas, tus quejas y tus propuestas. Así que, más te vale llevarte bien con ellos y entender lo que quieren (y lo que no).
Resumiendo: el órgano de contratación es el que corta el bacalao en las compras públicas. Desde poner en marcha la licitación hasta asegurarse de que el contrato se cumple sin dramas. Si eres empresa y no sabes quién es o cómo hablarle, vas mal. Aprende, pregunta y, sobre todo, no pierdas de vista que ellos tienen la llave de la puerta.