¿Qué es el diálogo competitivo en licitaciones?
Vale, ahí va el texto con más sabor a humano:
El diálogo competitivo… suena a terapia de pareja, ¿no? Pero nada que ver. Es una movida que usan las entidades públicas cuando necesitan comprar algo (ya sea servicios, obras, lo que sea) y no tienen ni idea de cómo deberían ser exactamente las cosas. O sea, están tan perdidas con los detalles técnicos o con el rollo legal/financiero del proyecto, que necesitan ayuda para aclararse.
¿Y cómo funciona esto? Pues nada, la administración invita a varias empresas (los licitadores, para que vayamos cogiendo jerga) a sentarse a charlar. Literalmente. No es solo mandar papeles y ya, sino que se abren conversaciones reales donde cada empresa puede soltar sus ideas, proponer soluciones distintas y ver si encajan con lo que busca la entidad pública.
La gracia de todo esto es asegurarse de que hay competencia legítima entre los participantes, y que al final la administración se lleva lo mejorcito que haya en el mercado. Y oye, a veces los privados sorprenden con ideas frescas o soluciones que ni se les habían pasado por la cabeza a los funcionarios. Win-win, vaya.
Ahora, ojo al dato: esto NO es una negociación. Aquí no se trata de regatear el precio de los cacahuetes en el mercadillo. Pueden discutir propuestas, sí, pero no pueden andar cambiando cláusulas ni condiciones del contrato a mitad de camino. Todo tiene que mantenerse limpio y transparente, sin amiguismos ni tratos bajo la mesa.
Por si acaso, todo el proceso está más regulado que una farmacia, con normas de la Unión Europea y demás burocracia. Hay reglas para elegir a los que participan, para cómo se hacen las charlas, cómo se decide quién gana… en fin, el pack completo para que nadie se pase de listo.
Para las empresas, meterse en un diálogo competitivo es una oportunidad de oro para lucirse: si tienes una idea que puede revolucionar el asunto o ahorrar pasta, este es el sitio. Eso sí, hay que saberse las reglas al dedillo, preparar una propuesta que lo pete y estar listo para defenderla con ganas (y sin triquiñuelas).
Si lo resumimos: el diálogo competitivo es ese momento en el que el sector público se da cuenta de que necesita ayuda y deja que los privados le echen una mano con ideas chulas, pero siempre compitiendo en igualdad de condiciones. Para las empresas, es el escaparate ideal… si saben moverse y cumplen con las normas del juego. ¿Fácil? No siempre. ¿Interesante? Sin duda.