¿Qué documentos se deben aportar con el recurso?
Cuando te metés en el mundo de las licitaciones públicas, tarde o temprano te puede tocar presentar un recurso. ¿Qué llevás bajo el brazo? Bueno, depende de dónde estés y de qué tipo de recurso quieras meter, pero hay cosas que casi siempre te van a pedir.
Primero, sí o sí, la copia de la notificación o la decisión contra la que te estás quejando. Y ojo, no vale una foto borrosa ni un “me contaron que…”, tiene que estar clarito qué fue lo que te dijeron, ya sea que te descalificaron, te tiraron una penalización o te comieron el mandado con la adjudicación.
Después, tenés que demostrar que no sos un colado en el asunto. Eso quiere decir: papeles que prueben que sí participaste en la licitación. Puede ser tu propuesta presentada, algún mail que te mandó la comisión, lo que sea, pero que muestre que tenés derecho a patalear.
Obviamente, te toca escribir un buen descargo. Nada de cartas con insultos, eh. Tenés que explicar bien por qué la decisión está mal, citando leyes, normas, todo ese mambo jurídico. Acá, si podés, meté a un abogado en el medio, porque hay que hablar en idioma legal y no cualquiera se maneja con eso.
¿Tenés pruebas? ¡A meterlas! Fotos, documentos, mails, informes, hasta memes si sirven para tu causa (bueno, eso no, pero se entiende el punto). Todo lo que sume para mostrar que tu versión va en serio.
Y si te dejan, podés sumar testigos o declaraciones juradas de gente que sepa algo relevante. No es obligatorio en todos lados, pero a veces suma.
En fin, no es moco de pavo esto de presentar un recurso. Hay plazos, hay reglas, y si te dormís en los laureles, chau recurso. Lo mejor: hablá con alguien que sepa del tema, no te mandes solo sin red.
Resumiendo: te van a pedir la notificación del quilombo, pruebas de que tenés derecho a reclamar, un buen escrito explicando tu punto, pruebas que respalden lo que decís y, si pinta, algún testigo o declaración jurada. No te olvides de los plazos ni de pedir ayuda legal. Después no digas que no te avisé.
