¿Cuáles son las últimas reformas de la LCSP?
Vale, vamos a darle un aire más humano y menos “manual de instrucciones”:
La Ley de Contratos del Sector Público, o LCSP para los amigos, es la que manda en todo el rollo de contratar cosas desde la administración en España. Ha tenido más retoques que una foto de Instagram, pero el gran lavado de cara vino con el Real Decreto Legislativo 3/2011. Y ojo, después de eso no ha parado de cambiar, todo para ir ajustándose a lo que pide Europa y los nuevos líos que van surgiendo tanto en el gobierno como en las empresas que hacen tratos con él.
En 2017, la LCSP volvió a pasar por chapa y pintura con la Ley 9/2017. Esa reforma fue para meter en nuestro sistema las directivas europeas 2014/23/UE y 2014/24/UE—básicamente, para no quedarnos desfasados respecto a Europa. Y sí que cambió el panorama: ahora se supone que el dinero público se usa mejor, hay más transparencia (al menos, en teoría), se fomenta la competencia y las PYMEs tienen más fácil meterse en el juego de las licitaciones.
Una cosa que llama la atención de esa reforma es que metieron criterios sociales y medioambientales en las licitaciones. O sea, ya no solo vale lo barato, también cuenta si eres “buena gente” y cuidas el planeta. Y no solo eso, también crearon la figura del “perfil de contratante”, que es como el tablón de anuncios oficial donde se cuelga todo lo que tiene que ver con los contratos, para que cualquiera pueda echar un ojo. Y, por supuesto, se digitalizó un poco el asunto, que ya era hora.
Más novedades: se inventaron procedimientos de contratación nuevos, como el de asociación para la innovación (suena a startup, ¿no?) y otro competitivo con negociación. También cambiaron cómo se calcula el valor estimado de un contrato y dieron un meneo importante a los contratos menores, esos que antes se colaban casi de tapadillo.
La reforma de 2017 tampoco se olvidó de apretar los controles en la ejecución de los contratos. Por ejemplo, ahora hay que explicar bien por qué no se divide un contrato en varios lotes (para evitar chanchullos, se supone). Ah, y regularon mejor lo de las concesiones y pusieron reglas claras para los contratos de servicios a personas.
Y luego llegó el 2020, el año del COVID. Ahí se hizo otra tanda de cambios, casi de emergencia, para que la administración pudiera reaccionar rápido a la crisis. Básicamente, se abrieron las puertas a contratar en modo exprés y a poder modificar contratos ya firmados si la situación lo exigía.
En fin, que las reformas de la LCSP han ido a intentar que todo esto de la contratación pública sea más transparente, competitivo y abierto, sobre todo para las PYMEs. Pero ojo, esto no para: seguro que vienen más cambios. Así que, si te va este tema, mejor que estés atento, porque la cosa está viva y coleando.